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Todo sobre el sector del juego online en España

Una ley del juego que está en juego

Una ley del juego que está en juego

Sin duda, cuando hace más de nueve meses salía publicada en el BOIB la ley 8/2014 de 1 de agosto, del juego y las apuestas en Balears después de un rápido trámite parlamentario, las expectativas de cara a las palabras de la directora general de Comercio y Empresa, Lourdes Cardona, respecto a la voluntad de elaborar con un esfuerzo técnico importante y con la participación de todo el sector una ley moderna, que estuviese adaptada a su tiempo y circunstancias, contemplando los nuevos aspectos tecnológicos y en línea con la mayoría de comunidades autónomas, se plasmaban ya en hechos tangibles.

Y no era para menos. Un sector preocupado por el primer gran resquebrajamiento de la situación de estabilidad y equilibrio histórico entre los establecimientos de juego (casinos, bingos, salas de juego y locales de hostelería) no solo por el traslado del casino de Calvià al centro comercial de Porto Pi sino también por el resultado, al menos inicialmente sorprendente, de la adjudicación de la segunda licencia de casino de Mallorca a una opción claramente urbana (Bingo Balear) enfrente a otras opciones claramente orientadas a otro tipo de usuario (Playa de Palma y Bendinat) más de tipo turístico, alarmaban a todos. Un resultado con fecha de caducidad en este mes de mayo.

Y a fecha de hoy, sigue la confusión e incerteza. Un sector que desciende año a año por falta de normas adecuadas que permitan su desarrollo y en cambio tecnológicamente sigue siendo primero. Esta es una característica innata del juego privado: su innovación, su carácter de sector empresarial dinámico, generador de empleo y de I+D+i en un campo, el del ocio privado remunerado en el que las empresas de Balears son punteras en el Estado Español y a la que la administración ha deseado apoyar con diversas medidas, fundamentalmente encaminadas a la liberación de trabas administrativas sin perjuicio del obligado control y garantías de los consumidores. Pero una cosa son los deseos y otra los hechos. Y hemos retrocedido, aunque nos pese a todos y seguramente a pesar de nuestra voluntad.

Cuando fue suprimido por sorpresa en la dirección general de Comercio y Empresa (DGCE) el servicio de Juego para integrarlo en el servicio de Promoción Empresarial como unidad administrativa se indicó que ello significaría una mejor y mas dinámica gestión de la parte de control, autorizaciones y comunicaciones que conlleva la normativa vigente y ya en aquel momento se alzaron alguna voces reclamando el mantenimiento del mismo, dada la importancia intrínseca del sector en nuestra economía y no solo por el importe de tasas de juego que paga.

La complejidad jurídica del desarrollo de la ley de juego, la adecuación de los diversos decretos que la acompañan, el proceso a nivel estatal relativo a la unidad del mercado y la existencia de una regulación del estado sobre el juego on-line eran aspectos que no entendió el ejecutivo al hacer desaparecer el servicio. Y si a ello añadimos el procedimiento del otorgamiento de la segunda licencia del casino en Mallorca, y la voluntad de informatizar determinados aspectos respectos a tramitaciones administrativas de la norma, nos encontramos con la realidad que hoy tiene el desarrollo de esta competencia por parte de nuestra autonomía: una unidad administrativa en un servicio de Promoción Empresarial de una dirección general de Comercio y Empresa. Pensamos que no es lo adecuado. Y por ello pedimos la vuelta del servicio y su integración en la conselleria de Hacienda, tal como es ya realidad en muchas comunidades de España.

Y hay pruebas que lo corroboran. No hay la agilidad necesaria para regular lo más urgente, una norma de apuestas que ya se anunció el 28 de febrero de 2.013 y que dos años después es un borrador de decreto pendiente de aprobación, ante la sorpresa por el retraso de los proveedores tecnológicos que hacen que junta con Andalucia seamos la última comunidad que no tiene esta oferta de juego.

Y un segundo aspecto a comentar. La realidad en base a los propios datos hechos públicos por la DGCE respecto a las tramitaciones realizadas en 2.014 en este sector, casi ocho mil (7.976) en un año, pone en cuestión que tipo de normativa es la adecuada para poder regular un sector que como decimos, tiene su importancia dentro del producto interior bruto de nuestra comunidad por el tipo de oferta de ocio que representa. Y esta nueva norma, esta ley no juega porque ha creado una desconocida rigidez burocrática al ser interpretada por la propia administración que cualquier tramitación administrativa constituye la realización de actividad contemplada en la ley, y por tanto, sujeta a previa autorización administrativa, en contra a sus actuaciones en los últimos años.

Mientras las administraciones de todo tipo impulsan las declaraciones responsables respecto a multitud de trámites, y el propio govern nos indica que es su voluntad simplificarlos, nos encontramos que la gran mayoría de los trámites realizados relativos a la instalación de máquinas de tipo B y C ya homologadas y autorizadas en establecimientos de juego ya homologados y autorizados por empresas de juego ya homologadas y autorizadas son 6.280 ( casi el 80%), trámites que entran clarísimamente en el concepto de “declaración responsable” que impulsa la administración en otros campos y que por tanto no exigen los procedimientos que se reserva la administración de seis meses para resolver y seis meses para notificar.

No obstante, la voluntad política existe de cara a mejorar esta situación y en ello están implicados unos responsables políticos que son plenamente conscientes de este problema sobrevenido e inesperado. La actividad económica del sector no puede soportar este retraso. Si queremos una ley de juego que sea dinámica, responsable y protectora de los usuarios, este aspecto debe ser adecuadamente tratado. Todo un sector lo está esperando, y lo que es mas grave, necesitando. Tal vez, como decíamos hace cuatro años, necesitamos una autoridad administrativa y fiscal en juego que dependa de una sola cabeza.

Miquel Àngel Riera Ximenis (Consultor en juego)

Fuente: diariodemallorca.es